Las alergias aparecen cuando el sistema inmunitario reacciona ante una sustancia extraña (como el polen, el veneno de abejas o la caspa de las mascotas) o un alimento que no provoca una reacción en la mayoría de las personas.
Tu sistema inmunitario produce sustancias conocidas como «anticuerpos». Cuando tienes alergias, tu sistema inmunitario produce anticuerpos que identifican a un alérgeno en particular como dañino, incluso si no lo es. Cuando entras en contacto con el alérgeno, la reacción de tu sistema inmunitario puede hacer que la piel, los senos paranasales, las vías respiratorias o el aparato digestivo se inflamen.
La gravedad de las alergias varía según la persona y puede ir desde una irritación menor hasta anafilaxis (una situación de emergencia potencialmente mortal). Si bien la mayoría de las alergias no tienen cura, los tratamientos pueden ayudarte a aliviar los síntomas de alergia.
¿Cuál es el tratamiento de la alergia respiratoria?
El tratamiento de la alergia respiratoria, una vez diagnosticada correctamente y determinados cuales son los alérgenos responsables, se basa en tres aspectos esenciales que pueden ser complementarios:
Evitar la exposición al alérgeno, que puede ser suficiente para el control de la enfermedad, en el caso de alergias exclusivas a epitelios de animales. Es prácticamente imposible evitar la exposición a la gran mayoría de los alérgenos ambientales (ácaros, pólenes y hongos), pero la aplicación de algunas medidas higiénicas pueden reducir esta exposición.
Administración de fármacos con efecto sobre los síntomas, como los antihistamínicos, los antiinflamatorios o los broncodilatadores inhalados. Debe considerarse que el efecto beneficioso desaparece al suprimir la medicación y que algunos de estos medicamentos pueden tener efectos secundarios no deseados sobre la salud del paciente.
La inmunoterapia desensibilizante es considerada el tratamiento más completo de la alergia respiratoria y se consigue a través de las vacunas antialérgicas. La inmunoterapia específica permite alcanzar una tolerancia inmunológica después de un tratamiento prolongado, que siempre debe realizarse bajo el control del especialista.